martes, 18 de noviembre de 2008

Nombres del Espíritu Santo







Podemos conocer con mayor profundidad a la persona del Espíritu Santo estudiando sus diferentes nombres, los cuales nos dan a entender sus roles y su naturaleza.

Consideremos los siguientes

a) Espíritu de Dios: Es mencionado con este nombre que destaca su naturaleza divina, además él viene al hombre en el nombre y voluntad de Dios el Padre y actúa en la ejecución de los planes divinos. Lo vemos en el nacimiento de Jesucristo, cuando el poder del Altísimo cubrió con su sombra a la virgen para que por medio del Espíritu concibiera y diera a luz al Salvador, el Mesías prometido.

Lucas lo llama el Dedo de Dios Lc.11:20, debido a que es el poder ejecutivo de la Deidad el cual se desarrolla en las esferas físicas como en las morales, Ro. 8:9, Gn. 1:2; 41:38, Ex. 31:3, 1 Samuel 10:10; 11:6, Job. 33:4.

b) Espíritu Santo: Se le llama de esta manera porque él es quien nos santifica, nos regenera y nos guía a toda verdad y justicia, a fin de que lleguemos a ser santos como nuestro Padre Celestial lo es también. Ef. 4:12, Tito 3:5y, 1 Pedro 1:16.

No es correcto pensar, que con nuestros propios esfuerzos y buenas intenciones podemos lograr perfecta (plena) santidad en nuestras vidas, sólo la obra del Espíritu Santo logra santificarnos verdaderamente.

c) Espíritu de Verdad: También es el Espíritu de Verdad como lo declara el evangelio de Juan. Al cual el mundo no puede recibir (sin arrepentirse primero), porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros. Juan 14:17; 16:13-14.

El Espíritu de Verdad es el que nos reveló la maravillosa Palabra de Dios, esta verdad divina y profética que permanece para siempre y que trae luz y esperanza a nuestras vidas.

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacen bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día aclare y el lucero de la mañana salga en sus corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 1:19-21 (traducción del autor).

d) Espíritu de Gracia: La carta a los Hebreos arroja luz acerca del Espíritu de Gracia advirtiéndonos que no debemos afrentarlo pues es Santo y da gracia al hombre para que se arrepienta y se salve al creer en Jesucristo. “¿Cuánto mayor castigo piensan que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de Gracia” He. 10:29.

e) Espíritu de Cristo: El Espíritu Santo no se dirige o se comisiona a sí mismo, sino que es enviado por el Padre en el nombre de Cristo, para enseñarnos y recordarnos todas sus palabras. Juan 14:26.

La presencia del Espíritu de Cristo en el hombre da fiel testimonio de que éste pertenece a Dios. “Mas ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de él.. Ro. 8:9 (traducción del autor). También es llamado el Espíritu de Cristo porque su misión especial es glorificar a Cristo. Juan 16:14:15

f) Espíritu de Vida: Este nombre refleja que él es dador y preservador de vida, Pablo señala en su carta a los Romanos: “Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. Ro. 8:2.

El Espíritu es agente intrínseco de vida, su actividad es registrada en la Biblia desde la creación - aunque ya existía su influencia vital antes de este evento, y a través del curso del relato Vétero y Neo Testamentario. La actividad generadora de vida del Espíritu, es integral, es decir, incluye vida y salud física y espiritual. Podemos afirmar confiadamente que el Espíritu es el sustentador de toda existencia.

g) Espíritu de Adopción: El cual nos adopta y nos hace hijos de Dios por la fe puesta en nuestro Salvador.

“Pues no habéis recibido el Espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción por el cual clamamos “Abba Padre”. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Ro. 8:15-16.

No existe otra forma de ingresar a la “familia” de Dios, que no sea a través del Nuevo Nacimiento (Regeneración). El creyente es “inscrito” en el libro de la Vida y posee el derecho de ser hijo de Dios, no sólo criatura del Señor, sino, su hijo, con el beneficio de vida y herencia eternas.

h) Espíritu Santo de la Promesa: El Espíritu Santo es llamado de esa forma porque el recibimiento de su persona y de su poder es una de las promesas más importantes del Antiguo Testamento. Dios en muchas ocasiones y por muchos de sus siervos anunció la venida de su Santo Espíritu el que tendría una relevancia y cobertura mundial. Joel 2:28; Ez. 26:37; Lc. 24:49.

“ Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” Gal. 3:14

i) El Consolador: El Espíritu Santo es el “otro” Consolador que Cristo prometió para su iglesia Juan 14:16. Jesús es hoy nuestro Paracleto o Abogado en el cielo e intercede por nosotros al Padre, el Espíritu Santo es nuestro segundo Paracleto, que también intercede por nosotros con gemidos indecibles y está entre los creyentes para siempre con el fin de guiarlos, santificarlos, bendecirlos y mantenerlos en el camino correcto de salvación.

Paul Yonggi Cho Comenta: “Paracleto” o “Consolador”, es una palabra que tiene sus raíces en dos vocablos griegos que significan “junto a uno” y “llamar”, etimológicamente, esta palabra se originó en los tribunales de justicia. Cuando el acusador presionaba fuertemente a un acusado, y éste no sabía como defenderse” 1. Dando la idea que si lograba encontrar algún amigo influyente, le pidiera auxilio con el fin de ser debidamente defendido por el ilustre personaje. Desde ese momento este amigo permanecía en pie junto al acusado como Paracleto, y le ayudaba a ganar el juicio.